jueves, 28 de mayo de 2009

¿Cómo llegué hasta aquí?

Dedicado a ella (nunca me has preguntado nada, pero lo sabes todo).

Yo perdí la virginidad con mi esposa. A una edad avanzada.
No contaré detalles ya que eso pertenece a nuestra vivencia amorosa (bueno quizás sólo decir que cada vez que recuerdo aquel instante, su cuerpo desnudo, su boca, me excito como si fuera la primera vez).

La cuestión es que no había que ser demasiado listo para saber que ella era una mujer experimentada y yo un novato.

En aquellas fechas apareció internet en mi vida y por mi naturaleza curiosa, comencé a buscar relatos eróticos en los que interviniera una mujer "experimentada", me encantan las historias eróticas.
Al leer aquellas historias, en mi cabeza, ponía de protagonista a mi mujer.

Un día descubrí un sitio donde se hablaba de los Cornudos sumisos, me gustó muchísimo, sobre todo las historias de gente "real".
Me llamaba la atención que algunos mostraban su rostro sin pudor. Otros no, otros emborronaban las imágenes.

Poco a poco, fui adentrándome en el conocimiento de esta opción sexual e imaginando a mi mujer disfrutando con otro hombre, mi excitación se desbordaba.

Un buen día le dije a mi mujer "Podríamos hacer un trio" ¿y qué ocurrió? Pues lo lógico, ella me dijo "NO" tajantemente.
Debo reconocer que al principio me contrarié, pero no tenía razón, había entrado como un caballo en una cacharrería.
Y es que es lógico, ella entendió que quería acostarme con ella y con otra mujer (ni loco, para mi sólo hay una mujer en el mundo).
Sin embargo no sucumbí al desaliento y en otra ocasión le expliqué, que me excitaría verla con otro hombre. En esta ocasión si bien no respondió nada, tampoco se molestó.

El camino desde entonces ha sido largo (pero aprendí a no tener prisa).

Ella empezó a confiar en que mi deseo era real y no una fantasía pasajera y supongo que en el fondo pensaría "Joder, porqué no, me deja follar con quien quiera sin dar explicaciones, tranquilamente" ¿Quien diría que no?

Pues una mujer diría que no.

No penséis como un hombre, un hombre diría que SÍ, sin pensar en las consecuencias.
La mujer es más inteligente, menos audaz, más prudente y sobre todo más suspicaz.
Ellas siempre piensan que detrás de tu comportamiento hay alguna oscura motivación y es lógico, hay mucho traidor suelto por el mundo.

Pero el tiempo ha pasado y ella, mi preciosidad, ha comprendido que lo único que me motiva es verla disfrutar y de paso aplicarle un poco de pimienta a nuestras vidas.

Desde entonces, ella comparte conmigo las historias de las aventuras que tuvo con sus amantes, de todos los que estuvieron dentro de su caliente coñito antes que yo, de todos los que disfrutaron con sus generosos senos y su cimbreante cadera, de todos los que comprobaron la voracidad de sus labios y la profundidad de su hermosa boquita.

A todos ellos mi enhorabuena.

Y a tí mi amor, ahora que estamos listos te digo, que sea lo que quieras y cuando tú quieras.

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